Las 'red carpets' no dejan de sorprendernos
- Irene Asiaín
- 11 feb 2015
- 4 Min. de lectura
Queridos fashionaholics, como bien habíamos adelantado en el twitter de nuestro blog, esta semana ha estado llena de desfiles y de alfombras rojas que a nadie han dejado indiferente.
En esta edición de los Goya, celebrada en el Hotel Auditorium de Madrid el 7 de febrero, podemos ver que la elegancia lideraba la red carpet con gran cantidad de vestidos de haute-couture que, con sus formas y combinación de colores, hacen soñar como es el caso de Nieves Álvarez con un traje de Stephane Rolland en el que se aprecian distintas tonalidades de negro en el cuerpo del vestido y un toque blanco en la cola que simula la espuma del mar, sin duda una gran elección.

Pero, en mi opinón, Blanca Suárez se ha llevado el primer puesto en cuanto a elegancia en la alfombra "roja" (la cual ha sido rosa este año). Enfundada en un vestido de alta costura de Zuhair Murad en color púrpura, destacó entre todos los estilismos de la noche. El traje lucía un cuerpo bordado con transparencias del que emanaba una falda de gran volumen ceñida a la cintura. Acertó sin duda en el recogido puesto que, en ese estilismo, debía destacar el vestido con sus bordados y su intenso color que creaba un bonito contraste con la piel de la actriz.

En contraposición, y como era de esperar, encontramos el estrafalario estilimo de Massiel que no pasó desapercibido. La cantante posó en el photocall ataviada con un blusón dorado, pantalones brillantes de color mostaza, guantes dorados, un bolso de mano de lentejuelas, botines marrones y un abrigo de pelo. Parecía haber salido de una película del 'Señor de los Anillos' cuanto menos, puesto que nada de lo que eligió combinaba ni era adecuado al tipo de red carpet. A esto debo añadir el hecho de que los Goya son unos premios en los que prima la elegancia y al parecer, Massiel quiso romper con todo cliché... aunque resultó ser algo desafortunado.

No ocurrió lo mismo en los Grammys, en cuya alfombra roja prevalecía un vestuario arriesgado y atrevido, algunos rozando la genialidad y originalidad y otros, lo hortero. Sin embargo, esto era de esperar puesto que los Grammys son premios para profesionales de la música que, en su gran mayoría, viven del espectáculo.
En esta 57ª edición de los premios - celebrados en Los Ángeles, California - vemos numerosos estilismos arriesgados pero a su vez acertados como fue el caso de Ciara con un look pomposo y asimétrico, lleno de tul negro, un cinturón dorado ceñido a la cintura y un falso largo que en otra alfombra roja entraría en la lista de las peor vestidas pero, al tratarse de los grammys, no pudo elegir mejor atuendo.

Aunque si hablamos de destacar, esa noche la que deslumbró fue Rihanna. Es cierto que su look fue muy criticado, pero fue uno de esos looks extravagantes que identifican el tipo de alfombra roja de la que se trata. En mi opinión, fue un vestido original y de esos que sólo puedes imaginar en las princesas Disney. El diseño de Giambattista Valli, dio mucho que hablar debido a la gran cantidad de tul rosa y al volumen del vestido. Sin embargo, la cantante consiguió marcar la diferencia esa noche.

Pero, sin duda el título a la mejor vestida es bien merecido por Katy Perry, quien optó por las transparencias más sugerentes de la alta costura de Zuhair Murad con un diseño de flecos de cristales y un body nude en su interior. Con los zapatos y complementos en el mismo tono del vestido, consiguió darle un toque de color al look con el pelo de un color morado intenso.

Para terminar, no podemos olvidar la fabulosa red carpet de los premios BAFTA, en la que las mujeres no nos dejaron de sorprender con vestidos vaporosos, ajustados y de colores vivos. No ocurrió así con los hombres quienes, en su mayoría, decidieron no arriesgar escogiendo el esmóquin clásico.
En cuanto a las actrices, la francesa Léa Seydoux escogió un vestido en color mostaza con cut-outs a los lados que la hacía estar perfecta, y que demostraba que la creencia de que el amarillo da mal fario para subir a un escenario - o a una alfombra roja, en su caso - no es cierta. Firmado por Prada, el vestido constaba de una falda de pliegues que terminaba en cola y con un cuerpo drapeado, que la actriz supo llevar con elegancia y con el que consiguió marcar una figura refinada y distinguida.
Pero hubo una imagen que destacó por encima del resto. Hablo de la foto en la que posaron Léa Seydoux y Monica Bellucci, en la que la actriz y modelo italiana posaba - agarrada del brazo de Léa - con un elegante vestido de Alaia en color negro, de manga larga y con cuello de barco, que creaba un contraste con el amarillo del vestido de la actriz francesa.

Las dos actrices europeas derrochaban belleza allá por donde pisaban y constituyeron el cúlmen del glamour en una noche en la que la elegancia era el requisito fundamental de la red carpet de los BAFTA.
Sin duda alguna, ha sido una semana en la que actores y profesionales de la música nos han dado la oportunidad de ver con detalle algunas de las mejores creaciones de diseñadores de la haute-couture como Zuhair Murad, Elie Saab o Stephane Rolland que hacen soñar y demuestran con sus diseños que la moda no es sólo moda, es arte.
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